
La tormentosa
situación para la familia Rivas Bonilla, comienza cuando el interno de la
cárcel de mediana seguridad del municipio de Istmina: Pedro Leonel Rivas
Bonilla, sufre un pequeño accidente en el baño del citado reclusorio, donde se
le origina un hematoma o contusión a la altura de la rodilla de la extremidad
inferior derecha.
Sólo, después de
varios meses de padecimiento de este joven de escasos 21 años de edad, y
producto de la intervención del Personero de la municipalidad, que decidió
hacerle acompañamiento y visibilización al caso, por considerarlo una actuación
omisiva y negligente por parte del INPEC, teniendo en cuenta que el golpe
sufrido por el interno se había tornado mucho más complejo, se optó por
conducirlo al Hospital Eduardo Santos de Istmina. Donde al valorarse su real
estado, se le remitió al segundo nivel de complejidad en la ciudad capital,
Quibdó; y éste hospital, procede a
realizar una liberación médica a un centro especializado de tercer nivel.
El INPEC, después
de un mes aproximadamente, producto de una acción de tutela, promovida por la
Defensoría del Pueblo, lo traslada a la ciudad de Cali, donde le practican una
cirugía, que compromete la pierna afectada; la cuál le es amputada.
A partir de ese
instante, comienza el verdadero calvario para Pedro Leonel y su familia, ya que
este les hace saber que fue totalmente abandonado a su suerte. Que incluso, los
puntos de la compleja cirugía, él mismo los extrajo con la ayuda de otros
compañeros de prisión.
Debido a esta
situación, calificada como una auténtica transgresión a los derechos humanos y
a la dignidad de la persona, el Ministerio Público, en cabeza de la Personería
de Istmina, impetra otra acción de amparo, tendiente a que se le garantice el
derecho a la salud en conexidad con la vida al Interno Pedro, se le brinde un
proceso de recuperación integral y se le remita nuevamente a la ciudad de Istmina, para estar más cerca al núcleo
familiar, y también se le mejore la atención médico asistencial de los demás
internos de la cárcel de Istmina; exhortando a la Unidad de Servicios Penitenciarios y
Carcelarios- USPEC, contratar los servicios médicos con una IPS de la
municipalidad.
Hoy, el INPEC,
entrega al interno Pedro Leonel en condición de Cadáver a la familia Rivas
Bonilla Con el agravante de querer obligar al colectivo, que debe asumir el
costo del traslado de los despojos mortales, desde Cali, hasta Istmina; aduciendo que en su presupuesto no cuentan
con los tres millones ($ 3.000.000) de pesos, que la funeraria cobra por dicho
servicio.
La familia Rivas
Bonilla, es un humilde núcleo de personas, víctima del conflicto armado, por el
hecho victimizante de desplazamiento forzado.
Después de
afrontar el paseo de la muerte, al que fue sometido uno de sus miembros, se les
impone la cruel condena de la revictimización, cuando el INPEC les exige
conseguir una suma de dinero, que nunca la han poseído en sus manos, con la
cual deben contar para trasladar el cadáver y quizás, a través de colecta
Comunitaria, poder darle cristiana sepultura.
Esa, es sólo una
de las situaciones tormentosas, que a diario le corresponde sufrir a las
familias más vulnerables de este hermoso País, llamado Colombia y que como
Ministerio Público nos toca afrontar;
incluso, a costa de nuestra integridad.
Sólo, me resta
decir: DIOS BENDIGA A COLOMBIA Y PROTEJA A LOS HUMILDES Y VULNERABLES, PORQUE
LOS PODEROSOS SE PROTEJEN SOLOS.
Personeria de
Istmina